

Más de 700 galgos malviven en los terrenos de Santa Coloma de Gramenet, donde la empresa del Canódromo de Barcelona hacina, explota y maltrata a sus galgos.
Alimentación mísera (para que corran más).
Espacio mínimo e ilegal (para que corran más)
No hay cuidados veterinarios... ¿ para qué, si tenemos a 700 ?
Eso sí, el dinero y los beneficios que no falten.
Esta vergüenza subsiste en el siglo XXI en un país europeo.
Pero la mayor vergüenza es la complacencia de las autoridades municipales y autonómicas en permitir "esto".
Las gestiones llevadas a cabo por SOSGALGOS sin descanso, sin respiro, no son suficientes para terminar con esta denigrante práctica.
Llamp, Siria y yo, sufrimos por estos cientos de galgos que cada año son llevados desde Irlanda a Barcelona, y luego a su "retiro" (aun peor) en la Comunidad Valenciana.
El final llegará, pero no por celo de protección animal, sinó por simple burocracia administrativa.
Lo que decía, una vergüenza.
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