
Llamp viene de Sevilla.
Tiene su majestuoso cuerpo atiborrado de persidones. Suerte que ninguno daño organos vitales. Le arrancaron dientes, posiblemente por haber mordido alguna liebre. Y le pegaron, le pegaron mucho, porque con el paso delos años sigue agachando la cabez cuando voy a acariciarle. Por las noches, son frecuentes las pesadillas, sus alaridos ponen la piel de gallina... a veces ni siquiera consigo despertarle...
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